La fascinación por las tablas de
Lope Mayoral, joven director madrileño nacido en 1979, se puede rastrear
hasta su más tierna infancia. Entonces, una incipiente atracción hacia las
marionetas y el dibujo, con los que ya creaba mundos que no eran los suyos, señalaba
la que sería su ocupación en los años venideros.
Su andadura teatral comenzó en el
colegio, donde participaba en obras no sólo como actor, sino también como
escenógrafo, figurinista y dibujante. De personalidad inquieta y creativa,
siempre impulsado por el apoyo de su familia, se decidió a participar en unos
talleres del ayuntamiento de Coslada, en los que conoció a un grupo de
profesionales del teatro que encauzaron su afición hacia una ocupación cada vez
más experta.
Simultáneamente, películas como On The Town, Hair, West Side Story o Jesus Christ Superstar le introdujeron a
otra de las influencias clave en su creación: la comedia musical. Fueron coreógrafos
como Bob Fosse y Jerome Robbins y compositores como Stephen Sondheim y William
Finn los que le descubrieron el poder de la música como herramienta para
expresar sentimientos.
Toda esta educación, junto con
viajes claves a Londres y Nueva York, empezó a cristalizar un estilo que toma
como referencia figuras como Tomaz Pandur, Robert Lepage, Harold Pinter y
Maeterlinck, y que se inspira en el trabajo de actores y actrices contemporáneos
tan dispares como Vicky Peña, Asier Etxeandía o Blanca Portillo.
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