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jueves, 12 de junio de 2014

Sonoridad Amarilla. Kandinsky


MARÍA GUTIÉRREZ SIMÓN
Sonoridad amarilla.


     (El vacío silencioso de un espacio negro dura diez segundos. No hay sombras ni matices en esta oscuridad vacía y sin aliento.
     Uno a uno, los trescientos integrantes del CORO, negras ropas y negros los globos oculares. Presencias latentes y sin sombra, que llenan el espacio de energías contrapuestas. Frente a ellos, un NIÑO aparece, cargado de colores. Se agacha y se deja observar por la negrura, distraído. Sin mediar palabra, desde las cuclillas, el NIÑO comienza a girar rápido sobre sus pies, levantando con su movimiento una ola de humo azul brillante, mientras los colores que le aplastaban se desprenden de una piel blanca y brillante, cegadora, que ocultaban. Grita. El CORO rompe filas, cogen los colores desprendidos del NIÑO, y vuelven la espalda, rodeándole, devolviendo el silencio negro al tiempo que, arrolladora, una colina verde vibrante nace, impidiéndoles el movimiento tras ellos.)

CORO A. – (En un LA mantenido y chirriante.) ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah!
CORO B. – (Rompiendo lo continuo del CORO A, en un único sonido de SÍ.) - ¡No!
CORO A. – (Con fuerza, alternando LA y LA BEMOL, mientras rompen el cuerpo con brutales gestos.) ¡Ah! ¡Sí! ¡Ah!

     (El NIÑO sale corriendo. Se hace el silencio, en él, reina verde la colina.
     Tras diez respirados segundos de silencio, el CORO, A y B, vuelve a su lucha tonal, bajo, casi en un susurro, agitando en sus manos los colores robados. Poco a poco comienzan a angustiar su lucha sin desplazamiento. La sombra de los CINCO GIGANTES aparece en la negrura del suelo, haciéndoles callar.
     Una flor, sobre la colina, anuncia la llegada de la luz, que comienza a ensuciar el negro y a teñir de roña los ánimos del CORO, que en quince segundos han fundido su negrura en un gris apagado, sucio, que hace brillar la flor, amarilla y limpia, contrastando sobre la colina.)

GIGANTE 1º. – (En un susurro cargado de aliento, que hace moverse la flor.) Shrrru…
GIGANTE 2º. – (Suave.) Uaaa…

     (GIGANTE 3, GIGANET 4º y GIGANTE 5º comienzan a caminar, sin rumbo, dejando palpitar el aire a su paso, haciendo bailar la flor.)

VOZ DE SERES. – (Desde un lugar del vacío.) Las flores lo cubren todo, lo cubren todo, lo cubren todo.

     (Súbitamente, el gris que fue CORO atrapa en colores los gruesos tobillos de los CINCO GIGANTES, que estallan en ligeras motas brillantes.
     Los SERES atraviesan corriendo el espacio.)

SERES. – (Creciendo en ritmo y en fuerza.) ¡Cierra los ojos! ¡Cierra los ojos!
     (Un golpe en lo alto de la colina los paraliza. Se miran. Se alejan, se separan.)

SER 1º. – Cubrid de inocencia…
SER 2º. – (Girando compulsivamente por el espacio.)¡Cierra los ojos!
SER 3º. – (Agudo.) …la concepción.
SER 4º. – (Despacio, moviéndose con peso de un lado a otro.)¡Abre los ojos!
SER 5º. – (Contenido.) Miramos. Miramos.
SER 6º. – Delante. (En un grito.)Delante. Miramos.
SERES. – (Cada uno en su estado, empapado por la energía distinta de mil colores.) Miramos. Miramos. Miramos.

     (Continúan su frenético latir hasta dejar que la violencia los agarre con fuerza, los lleve y los taiga sin control, dejándoles estallar en un rojo sangre  que lo impregna todo.
     DOS SERES VAGOS surgen del suelo, miran a su alrededor, asienten. La flor se mueve libre. Se miran. Se van.
     El chirrido de unas cadenas empapa el silencio inevitable. TRES SERES CON MALLA ríen atravesando el lugar, agitando las cadenas que arrastran.
     Los trescientos del CORO resurgen en la ladera de la colina. S mueven, se giran. Aúllan y gruñen. Las cadenas frenéticas.
     Silencio.
     Una risa a lo lejos. La flor amarilla se quiebra como un cristal contra el suelo. Silencio.
     Se va el CORO. Se van las cadenas. Corre el NIÑO, de un lado a otro. Desaparece el rojo sangre.
    La nada. Oscuridad y silencio.)

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