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lunes, 18 de noviembre de 2013

FENECIDOS Y REFULGENTES

Personajes:
MARGA, 68 años
LUIS, 69 años
MANU, 82 años (el más joven)

(Un foco ilumina a Marga  mientras canta en playback “Amado Mío”)

MARGA: “Amado mío love me forever and let forever begin tonight…”

(En un momento dado de la canción ella se queda callada mirando fijamente al frente. El playback de la canción sigue sonando. Ella se retira, se sienta en una silla y llora desconsoladamente. Aparece Luis. Baja la música)

LUÍS: ¡Ohhhh! ¿Qué le ocurre a la preciosa, primorosa y magnífica número 19?

MARGA: ¡Preciosísima! (Se quita la peluca y sigue llorando) ¡Es esta dichosa canción! Siempre se me encasquilla en la misma estrofa.

LUÍS: (Sentándose a su lado y acariciándole la calva) No seas tan cruel contigo misma my darling. La que tuvo retuvo. Olvídate ya de esa canción. Busca nuevas formas, caminos que no hayas andado todavía, horizontes, metas, retos, renovación, resurgimiento… Excúsame, enseguida vuelvo (Se va)

MARGA: Gordo negro de mierda. ¿Qué me busque el qué? El público reclama (se pone la peluca), yo soy un reclamo, el público gusta de la tradición, yo soy la de siempre, me gusta lo público, reclamación gustosa, tradicional yo… públicamente… gustar… publicaré… soy gustirrinín yo, reclamar… clamar… mar… aaar…

LUÍS: (Entrando) Lo que te decía. Lo importante es que te gusta cantar, ¿no?

MARGA: ¿Disculpe? ¿Nos conocemos?

LUÍS: My darling, nunca nos podremos olvidar. Tengo tu violencia en mi retina, te llevo bajo la piel.

MARGA: Morenito adulador. Siga, siga. ¿Qué decía del lavar?

LUÍS: ¡Cantar! ¡Lo importante es cantar! ¿Le he contado alguna vez la historia de la cucaracha?

MARGA: ¿Cucaracha? ¿A mí? No, ¿o sí? No sé… puede. ¿Seguro? Ufff, tengo tantas cosas en la calamocha…

LUÍS: Hoy no te la contaré. ¡Hoy te la cantaré! Así la escucharás como algo nuevo. Es una historia sobre vencer dificultades, sobre levantarse por la mañana y superar los obstáculos, sobre realizar sueños, sobre hacer lo que realmente se quiere aunque parezca imposible…

MARGA: Me aburro…

LUÍS: (Respirando pacientemente) Y un, dos, tres y… (Canta)
“La cucaracha, la cucaracha ya no puede caminar porque le falta, porque no tiene la patita principal.
La cucaracha contenta tiene ganas sin parar, aunque le falte una pata nunca deja de bailar.
Ohhhh, yeaaaaaaaaaaaaaah!”

MARGA: Esto que usted me cuenta me entristece aún más. Primero me deleita, me llama preciosa, me agasaja y me habla de sueños. ¿Y ahora me compara con un asqueroso blatodeo inválido con ínfulas de Nureyev?

LUÍS: Oh my darling, que precioso y obtuso cerebelo  tiene usted. ¡Es el poder de la poesía! La metáfora de la superación.

MARGA: No, no quiero nada de beber, muchas gracias.

LUIS: ¿Querida?

MARGA: No insista más. No pretenda coaccionarme por favor. No bebo nada con el estómago vacío.

LUIS: Está bien, hoy no tomaremos nada…

MARGA: ¡Chisssssssssssssst! ¡Usted! ¡Sí, usted, el del traje blanco! Venga, venga raudo. Coja una silla y siéntese cerquita. (Luis se sienta a su lado) Yo compartiría un trago con usted sin ningún problema, ese no es el dilema ¿me entiende? (Mirando desconfiada hacia derecha e izquierda) Son los otros, ¿sabe? Esa gente… ya sabe. Ellos escuchan cosas y luego… ¡no, no, no! Ellos oyen cosas muy de lejos, inventan, transforman, confunden, cambian, ¡lo revuelven todo! Y luego lo venden como verdad. ¿Ya me entiende? Yo compartiría dos tragos con usted sin ningún problema pero, ¿y si nos ve alguien?, ¿y si alguien me expía? Yo me bebería tres tragos con usted sin ningún problema, incluso puede que cuatro, aunque yo no le conozca de nada. Pero usted me da buena espina, me podría beber cinco tragos a su lado y disfrutarlo. ¿Usted no lo contaría verdad? ¿Y ese ruido? ¿Lo ha oído usted? Si es algún fan dígale que me espere con rosas amarillas en la salida de artistas.

LUIS: No creo que sea nadie con rosas cariño. Si usted quiere flores yo se las puedo traer. ¿Quiere? (Ella no contesta) ¿My darling? (Ella sigue inmóvil) Baby, tengo que salir un momento, no se mueva de aquí, ¿de acuerdo?

MARGA: Amado mío ámame para siempre. ¿Aunque a la cucaracha le falte una pata se pone a bailar? ¿Cómo era? Cucaracha cucaracha la patita de atrás… ¿Cuántas patas tiene esa cucaracha?... Humm… interesante. (Sorprendida e ilusionada) ¡Luis! ¡Luis! ¡Deje lo que tenga entre manos y venga corriendo! ¡Luis! ¡Maldito enredador! (Se ríe) ¿Por qué es usted tan complicado? ¡Ya sé por que diablos baila esa pobre loca! ¡Luis! ¿Pero dónde se ha metido usted? ¡Luis!

(Entra Manu tímidamente)

MARGA: ¿Luis? ¿Qué le ocurre? ¿Por qué está usted tan pálido? ¡No me asuste por favor!

MANU: Yo…

MARGA: ¿Luis? ¿No eres Luis? ¿Traes rosas amarillas? Déjelas por ahí encima y espéreme fuera, aun no estoy arreglada para atender a nadie.

MANU: Yo no traigo nada, pero no quiero molestar…

MARGA: No se preocupe jovencito. Yo soy muy comprensiva. Pero si quieres ver a la estrella debes dejar a la estrella que esté completamente resplandeciente para darse a sus seguidores.

MANU: No quiero molestar, pero no yo no quiero ver a nadie…

MARGA: (Sorprendida) ¿No quiere verme? ¿Y qué quiere entonces? ¿Quiere algo de Luis?

MANU: ¿Luis?

MARGA: ¿No sabe quien es Luis? No se preocupe, luego se lo presento. Es un tipo majísimo, un poco gordo para mi gusto pero adorable. Nos conocemos desde hace tanto tiempo ya que no recuerdo cuando fue la primera vez que le vi. ¿No sabe quien es de verdad?

MANU: Así de primeras no caigo…

MARGA: ¿Pero de qué planeta viene usted?

MANU: Yo soy español…

MARGA: (Asombradísima) ¿España? ¿No le mandará mi padre? ¡Dígale que ya no le tengo miedo! ¡Dígale que me casaré con quien me dé la real gana y que no volverá a ponerme su apestosa mano encima!

MANU: Yo no quiero molestar, no conozco a Luis y no me manda nadie.

MARGA: Tiene usted carácter jovencito. Eso me gusta. ¿Le apetece un trago? Siéntese a mi lado. Yo no suelo beber pero no quiero ser descortés con una visita, sea usted quien sea.

MANU: Me llamo Manolo. Usted me puede llamar Manu o como quiera. La he conocido nada más entrar. (Se sienta)

MARGA: ¡Qué alegría Manu querido! ¿Ha venido para quedarse? ¿Pero dónde va a estar usted mejor que aquí? Luis le caerá muy simpático. No le conoce, ¿no? Dicen que ha viajado a la luna, aunque vaya usted a saber… Es muy negro y muy gordo, eso sí, pero encantador y adorable. Para mi gusto suda demasiado, eso también, pero toca la trompeta como nadie. Y me cuida como un padre. ¡No! ¡Como un padre no! Me cuida como un ángel. Le va a encantar, ya lo verá. (Bajando el volumen de voz) Lo de ir tanto al baño es un poco fastidioso, pero no se preocupe, con el tiempo uno se acostumbra. Yo ya casi ni me entero. Además es un hombre muy limpio y eso ayuda bastante. (Vuelve a subir el volumen) Pero basta de palabrería y cuénteme usted algo. ¿A qué se dedica usted en España? ¿Casado? ¿Hijos? ¿Aficiones? Cuéntemelo todo.

MANU: Pues la verdad es que no sabría por donde empezar… Usted me da tanto respeto…

MARGA: ¡Pero que jovencito tan mono y tímido está usted hecho!

MANU: Yo he sido… antes de… yo soy… ahora… Yo sé cantar.

MARGA: ¡Maravillosa coincidencia! Va a ser usted el compañero ideal, va a ver que sí. Cánteme algo.

MANU: ¿Así de repente? Me da cierto apuro.

MARGA: ¡Vamos! Alguna pieza de sus tierras lejanas, de sus raíces, de esos caminos repletos de bandoleros, rejoneadores y flamencas. ¡Ole! ¡Qué arte! ¡Viva tu madre!

MANU: (Enternecido por los intentos de Marga decide cantar "Granada". Justo al terminar de cantar mira a Marga esperando una reacción, pero ella ha vuelto a quedar ensimismada mirando al frente. Entra Luis)

LUIS: (Percatándose de la presencia de un joven nuevo) ¿Disculpe? Bienvenido. Yo soy Luis, ¿y usted?

MARGA: No seas cansino negrito, ya todos te conocemos. Este chiquito es Manu de España y me va a ayudar con mi canción ¿a que sí Manu? Ya nunca más me doblarán en ninguna película. La cucaracha baila porque le pone empeño, la Margarita canta y no se olvida de la letra porque tiene 28 años. Y se va a casar con un príncipe. ¿Me nominarán esta vez al Oscar? Tomemos todos esos tragos pendientes y que murmuren lo que quieran. Haremos un trío memorable. Luis, tú nos enseñarás el camino a la luna. Haremos escala en Nueva York y en Sevilla. Ya veo los neones y los carteles. Manos a la obra, tenemos mucho que ensayar. Somos un trío memorable y eterno, ¿a que sí?

(Marga comienza a cantar “Amado mío” a capella mientras va oscureciendo)


FIN


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