En
1998 a El Kabarett. En el fondo, una proyección sin sonido de la canción Amado mío de la película Gilda protagonizada por Rita Hayworth. Una
BAILARINA está sentada en un mesa, tomando Martini Blanco, fumando y leyendo La
Náusea de Sartre. Se le acerca su
CLIENTE.
CLIENTE.- Difícil es soportar la mala suerte, pero peor aún la buena suerte.
BAILARIN.- (Sin levantar la mirada) Mhm.
CLIENTE.- ¿Me permite? (Se sienta y llama a la camarera para
pedirse un Whiskey) Hoy es un día especial. Hoy estoy de fiesta. ¡Hoy me
gusta más que nunca! ¡Qué dulce
imagen! Usted, encorsetada, con la diadema de plumas y los labios rojos… ¡Qué
pureza en esta noche perfecta!… (Le
ofrece un cigarrillo. Ella, sin mirar, aprueba indiferente. Él se lo pone entre
sus labios rojos.) Y yo, a su lado. La pareja perfecta. (Le enciende el cigarrillo)
BAILARINA.- (Sin levantar la mirada) Bien sûr…
CLIENTE.- Además, hay algo entre
nosotros para lo que no tengo ningunas palabras… Toma (Saca de su bolsillo un pato de plástico, aún mojado, y empieza a hacer
gestos interrumpiendo la lectura de La náusea.) ¡Un regalo!
BAILARINA.- Para…
(El
CLIENTE hace caritas.)
BAILARINA.- Me conoces...
(Con
el patito le manda besitos.)
BAILARINA.- No me provoques...
(El
CLIENTE le acerca el patito hacia los labios rojos y a continuación deja el
pato en la mesa delante del libro y observa a Rita.)
CLIENTE.- Sabes cua..
(La
BAILARINA saca una navaja suiza de la liga y clava al patito amarillo en la
mesa. En ese momento aparece la camarera con el Whiskey. EL CLIENTE paga las
dos bebidas, se pide una hamburguesa y sin vacilar toma un gran trago.)
BAILARINA.- (Sin quitar los ojos de su lectura) Una de las confusiones del ser
humano reside entre la vida y cómo el mismo recita la vida. Sus aventuras no
son más que ilusiones. Es más, las aventuras solamente existen en forma de
relato. Es decir, son la vida transformada en un relato, pero ¡no la vida
misma! Ustedes no ha vivido ni va a vivir lo que considera “sus
aventuras”, las construye.. ¡de golpe! Esto es todo, no hay más.
CLIENTE.- (Riéndose) “Some of these
days you’ll miss me, honey”
(El
CLIENTE se levanta cantando “Amado mío” y sin quitar sus ojos de la BAILARINA se
mueve con gracia hacia la proyección. La BAILARINA se guarda La Náusea, le mira y se enciende un cigarrillo.)
BAILARINA.- Esa mujer y tu habríais
hecho una buena pareja.
CLIENTE.- ¡A ti nadie te gana!
CAMARERA.- Un Burger “Old Fashioned”,
well done.
BAILARINA.-(Bajo) Para mi.
CLIENTE.- ¡No te bebas mi bebida, no
te comas mi comida!
BAILARINA.- ¡Está buenísimo!
CLIENTE.- ¡Para! Un momento.
BAILARINA.- Cada día te vuelves más
creíble.
(El
CLIENTE se pone a cantar “La cucaracha”)
BAILARINA.- O más loco.
(El
CLIENTE se le acerca le quita la hamburguesa, saca una cucaracha entre el pan,
la tira al suelo y le devuelve la hamburguesa.)
BAILARINA.- Ah, en este caso,
gracias. Anda, pásame tu Whiskey.
CLIENTE.- No te hagas la delicada.
BAILARINA.- Soy fina.
CLIENTE.- Claro, la Tía Fina.
BAILARINA.- Si es así, me voy.
CLIENTE.- Oh no, oh no.
BAILARINA.- En serio. Adiós
CLIENTE.- ¿A dónde?
BAILARINA.- A mis raíces. A Granada.
(La
BAILARINA se va hacia los camerinos cantando “Granada”)
El CLIENTE.- Quizás soy capaz de
entender el universo, pero jamás seré capaz de entender a las mujeres, ni
conviviendo con ellas cien años. (Primero
se termina su Whiskey y luego el Martini) ¡Espérame!
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