(Miércoles, 23 de Octubre de 2013)
Dramaturgo, cineasta, poeta, contertuliano provocador… La inabarcable
figura de Fernando Arrabal volvió a encandilar al público que llenó anoche la
sala del Conde Duque (Madrid) a las 20:30 horas de la noche, para poder
disfrutar de una conferencia -enmarcada dentro del ciclo Encuentros con lo Sutil-
que acabó convirtiéndose en una confesión. La de un artita total que nos
recordó que formó parte junto con su amigo Alejandro Jodorowsky de los
surrealistas franceses, que vivió intensamente sus zascandileos con la
Patafísica y el grupo Pánico, y enlazando pasado y presente aprovechó para
hablar de su próximo estreno en el Teatro Español, con la obra Dalí Versus Picasso, que esperemos sirva
como homenaje a uno de los creadores fundamentales de la escena española de la
segunda mitad del siglo XX, vergonzosamente olvidado en nuestro país.
Fernando Arrabal se comportó como un niño de ochenta y dos años de
verborrea incontinente, que hilvanaba anécdotas íntimas de los grandes genios
con unos chascarrillos que mantendrían el interés hasta de los espectadores del
polígrafo de la verdad de Telecinco. Unas
confidencias divertidas e increíbles, de quien han convivido con un Pablo Picasso con su sexo al sol por su
problemas de piaprismo o un Dalí explicándole cómo acabó con un calentón en un
baile, sus reverencias al matemático fractal Humbolt, la humildad del premio
Nobel Samuel Beckett cortejado por la mecenas Peggy Guggenheim o las
singularidades de don Luis Buñuel…
Hubo un momento en el que recordó que en la famosa lista anual de Times,
con las cien personas más influyentes del mundo, nunca figuran poetas, ni
dramaturgos, ni siquiera escritores, pero que estos siguen insuflando vida al
mundo desde lo subterráneo, en sus catacumbas. Para luego acabar gritando: ¡No
existe la Vanguardia!
Emocionado, no pudo contener el llanto cuando, al final del encuentro, y
tras una breve batería de preguntas, pareció encontrar el sentido de la
existencia: “Hemos venido al mundo para decir palabras de amor (pausa), de
ciencias (nueva pausa) …y de poesía”. Y rompió a llorar frente a la ovación del
público asistente que pasó de lo sutil, anunciado en el programa, a lo sublime.
Créditos iniciales de Viva la muerte (1971)
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