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jueves, 5 de junio de 2014

Fernando Delgado

Fernando Delgado



Un veterano del teatro y habitual en los populares Estudio 1 de TVE,
un espacio que dirigió durante muchos años.

Debutó a los 4 años y nunca se bajó del escenario

Hijo de los actores Luis Martínez Tovar y Julia Delgado Caro, el actor nació el 28 de mayo de 1930, durante una gira de la compañía de sus padres, que le sacaron a escena con sólo 6 meses, porque "necesitaban un bebé" y ya, desde que debutó a los 4 años como actor en la obra Numancia, en el Teatro de la Zarzuela de Madrid, "nunca se bajó de un escenario", ha recordado su hijo, también actor.

 Él, que combinó su faceta de actor con la de realizador de televisión.


    En años sucesivos se fue consolidando como un prestigioso intérprete teatral, participando, en 1949, en el estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo. Con 19 años haciendo el papel de FERNANDO, hijo
















 Era de los últimos de una "generación de maestros irrepetibles", muchos de los cuales fueron compañeros en la obra de la que estaba más satisfecho, Doce hombres sin piedad.
En aquella obra, grabada para "Estudio 1", compartió plató con José Bódalo, José María Rodero, Luis Prendes, Jesús Puente, Antonio Casal, Carlos Lemos, Ismael Merlo, Rafael Alonso, Sancho Gracia, Manuel Alexandre y Pedro Osinaga, de los que sólo viven los tres últimos.


     Este hombre hizo de TODO. Él recordaba “Deprisa, deprisa… Sin tiempo para estudiar, para asumir los personajes. Podías hacer un Macbeth o un Otelo, pero tenías que cazarlos al vuelo….”
Obras importantes en las que participó fueron El precio, El hombre complaciente, Los viernes amor, Una jornada particular, Caimán, Velada en Benicarló, Las palabras en la arena (1949), El gran minué (1950), Medida por medida (1955), La decente (1967), El amante complaciente (1969), de Graham Greene,
Los comuneros (1974), de Ana Diosdado,1 Los japoneses no esperan (1979), Caimán (1981), de Antonio Buero Vallejo,
 El álbum familiar (1982), de José Luis Alonso de Santos, Antígona, de Sófocles (1983), La zapatera prodigiosa (1985), de Federico García Lorca, El jardín de los cerezos (1986), de Chejov, o Hazme de la noche un cuento (1991), de Jorge Márquez.

    Hombre tranquilo, cachazudo, sereno, Fernando Delgado dominaba la escena sin esfuerzo, administrando sabiamente las pausas tanto para el decir como para el gesto. Emitía una poderosa voz (idónea para el drama y algo menos para lo cómico) que acompañaba de una perfecta dicción. La mirada, algo líquida (quizá por causa del sueño perdido), refulgía transparente con reflejos de ira, de temor o de pesar con la inmediatez de una herramienta perfectamente engrasada.Fernando Delgado fue un actor total, pero aún más que eso, fue un trabajador, un profesional de la interpretación que merece por ello el mayor de los reconocimientos.


    "Lo peor para él fue darse cuenta de que ya no podía trabajar, porque mientras hacía una colaboración, por pequeña que fuera, se mantenía con fuerza", asegura Alberto Delgado.

     Fernando murio a los 79 años como consecuencia de una larga enfermedad pulmonar,
El actor tuvo que dejar la profesión nada más finalizar las representaciones de La vida de Juan Ramón Jiménez, de Salvador Collado, que hacía con María Jesús Valdés y que llevó de gira por toda España, porque ya en las últimas funciones incluso necesitaba una bombona de oxígeno para respirar.

    Su último papel en el cine fue como "padre" de Elsa Pataki en Ninette y un señor de Murcia, una película que rodó hace algo más de tres años.

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