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lunes, 2 de junio de 2014

José María Rodero

Nacido en Valdepeñas en 1922, y tras acabar el bachillerato empezó a estudiar en la Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos. Estando estudiando aún la carrera, se enamoró de una actriz y se dijo a sí mismo que él también era capaz de actuar. Poco después se presentó a unas pruebas en el Teatro Español y le aceptaron. Decidió dejar sus estudios para estudiar arte dramático con Paco Melgares. Entró en la Compañía de María Guerrero, donde llegó a ser primer actor. Formó su propia compañía con su esposa, Elvira Quintillá, que en más de una ocasión sacrificó su carrera como actriz para dar prioridad al trabajo de su marido.

Fue de los que más se opuso a la esclavitud que suponía la doble función y participó activamente en la huelga del 73 que acabó con ella. Compaginó el mundo del escenario, a ritmo de seis estrenos al año, con su carrera cinematográfica, en la que trabajó con directores como Berlanga, Bardem o Forqué, y con sus trabajos en la época dorada del teatro en televisión, interviniendo en algunos de los montajes más conocidos del mítico Estudio 1, como La muerte de un viajante, de Arthur Miller, Calígula, de Albert Camus o Doce hombres sin piedad, de Reginald Rose.


Rodero decía: “única técnica que conozco es salir al escenario y dar lo mejor de mí mismo”. Nunca creyó en las escuelas. Para él, interpretar era “entender, comprender y hacerse entender”, y que “el talento no es un don celestial, sino el fruto del desarrollo sistemático de unas cualidades especiales”. El director José Tamayo dijo de él: “de todos los actores con los que he trabajado, Rodero era el que mejor captaba lo que yo quería decir. Era el que mejor me comprendía”. Fue famoso tanto por su forma de interpretar como por su mal carácter. El público le adoraba. No iba al teatro, sino que iba a “ver a Rodero”. De su profesión, decía: “es posible que un toque de locura sí que haya en los actores; de desviación de la normalidad, por supuesto, y sobre todo en este país, donde es una profesión desprestigiada totalmente, donde la sociedad no nos acepta de ninguna manera”.

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