Reproductor

miércoles, 1 de enero de 2014

En Navidad, con la familia...

(Un matrimonio de unos 65 años está sentado en una mesa rectangular, uno enfrente del otro. La Mujer hace ganchillo y el Hombre mira al vacío con una copa de anís. La decoración es navideña, el espacio es humilde y familiar. De fondo suena el Noche de Paz una y otra vez en una pletina).

HOMBRE.-  ¿Cuándo decías que venían?


MUJER.- En un par de horas (se levanta y comienza a preparar la mesa para una cena). Andrés decía que a lo mejor había atasco y María tardará menos. Seguramente esté aquí en menos de una hora.


HOMBRE.- (Inquieto). ¿Saben algo sobre...? (cierra la boca en cuanto su mujer le mira autoriatariamente)


MUJER.- (sigue poniendo la mesa). Este año no será necesario hablar de lo que no se debe hablar en la mesa. Cosas que nosotros no entendemos... Que no fueron hechas para ser tratadas por familias normales. La política y los asuntos del mundo deben quedar en los despachos de los que saben. No hay más que hablar a este respecto. ¿Te gustan estas servilletas? Las compré de oferta, no estan mal ¿verdad?


HOMBRE.- (Sin mirar). Si si, muy buena compra. (Da vueltas a su copa de anís). No sé, no me acabo de encontrar demasiado cómodo con esta nueva tradición.


MUJER.- (Colocándo los platos con entrantes). No es nueva hombre, lo que pasa que hasta el año pasado no había hecho falta. En mi familia, cuando era pequeña, se hacía mucho. Además que eran tiempos difíciles claro... El año pasado nos salió muy bien, y nos quedamos todos la mar de a gusto.


HOMBRE.- (Un poco aterrorizado) Bueno a gusto a gusto no se si sería lo apropiado. Los chicos no sabían nada, y no hacían más que preguntar por el tio Juan...


MUJER.- (hartándose de la conversación). Bueno tú tampoco dijiste nada, como no lo has dicho esta vez, asi que mejor calla, o me veré obligada a que la tradición continúe... (Le mira amenazante). Se supone que debemos aprender la lección, En la mesa no se habla de ciertos temas, ¿me estoy explicando con claridad?


HOMBRE.- (Asustado). Si si querida, con mucha claridad. 


( Pausa de unos segundos. Desde fuera se oyen las voces de María que llega con su Marido y su primo Luís)


MARIA.- ¡Mamá! (entran). Hola mamá, hola papá (se acerca a ellos y les da besos y abrazos, su Marido también lo hace)


LUIS.- (En broma). ¡La vieja tia Aurora! qué digo vieja, ¡estás fantástica tía! (La coge en brazos y da una vuelta con ella en volandas, ríen).

MUJER.- ¡Uh! ¡Luis, por favor! (volviendo al suelo). No sabía qué venías (mirando con suspicacia a su marido) Te hacía por las américas.

LUIS.- (Alegre). Pues sí, pero volví hace dos días en plan sorpresa. Mañana iré al pueblo a ver a mi madre y al resto. He venido exclusivamente para darte la sorpresa y ¡ponerte un poquito nerviosa vieja cascarrabias! (bromeando y riendo a carcajadas).

MUJER.- ¡Ay querido! No me molestas en absoluto. (Fría y entrañable al mismo tiempo). Sentaos sentaos, en cuanto venga Andrés servimos la cena.

MARIA.- ¿Qué hay de cena mamá?

MUJER.- (seca y siniestra). Caldereta. (sonrie).

MARÍA.- ¡Genial! Lo tuyo desde luego son los platos de cuchara, el año pasado el estofado de venado te quedó increible.

(El Hombre mira a María aterrorizado. La Mujer guarda silencio y mira a su hija con una siniestra ternura)

MUJER.- (Acariciando la mejilla de su hija). Gracias cariño, me alegro de que te gustara. La caldereta de hoy es de toro, ha sido algo más laborioso. La carne de toro es muy ruda ¿sabes? Demasiado... salvaje, digamos.

MARIA.- (Aturdida por el tono). Seguro que te ha quedado muy tierna.

MUJER.- Tanto que se te deshace en la boca.

(Silencio incómodo).
 

LUIS.- (Rompiendo el hielo) ¿Y mi hermano?  Me dijo que vendría.

(La Mujer mira al marido instándole a responder)

HOMBRE.- (Nervioso). No no, se ha ido al pueblo.

LUIS.- (Sorprendido). ¿Ah si? Que extraño, me dijo ayer que le encontraría aquí.

HOMBRE.- Vino ayer pero se fue.

LUIS.- Le llamaré entonces, a ver si ha llegado bien.

HOMBRE.- No no, no tiene cobertura. Ya lo he hecho yo y no funcionan los teléfonos.

MUJER.- (Empezando a impacientarse) Pero sentaos por favor, Andrés estará al caer.

(Comienzan a sentarse. La Mujer se dirije hacia la cocina al fondo).

EL MARIDO.- (Recordando) Oye y ¿el tío Juan?

MUJER.- (Levantando la voz). ¡Tampoco! (sorpresa de todos y silencio. La miran sorprendidos por la reacción). Quiero decir que ya me dijo el año pasado que no vendría nunca más a esta casa, Digo yo que se aburrirá. Ya sabeis, vuestro tío es... Un tanto peculiar.

(Se miran todos extrañados. El Hombre se pone cada vez más nervioso, se bebe la copa de un trago y se sirve otro anís. Se oye la voz de Andrés entrando).

ANDRÉS.- ¡ Hola! ¡Feliz navidad a todos!

(Se levantan y se abrazan. Se acerca a la Mujer).

ANDRÉS.- (Abrazándola). Hola mamá. (Mirando a su padre) Papa, (abrazándole) ¿qué te pasa? Tienes mala cara...

MUJER.- Será el anis... Ya lleva unas cuantas. (A su marido), dejalo ya ¿no?


(Todos se sientan. La Mujer trae una olla enorme. Todos exclaman).
 

LUIS.- ¡Ole y ole! Y eso que yo no estoy de acuerdo con todo lo taurino, me da pena el animal... Pero tengo que reconocer que esto huele increíble.

ANDRÉS.- Bueno pero es una tradición hombre, de eso no cabe duda.

LUIS.- ¿Tradición? Sí, tradición será porque se hace desde mucho tiempo atrás, pero eso no justifica el sufrimiento y la tortura del animal.

ANDRÉS.- Jajajajajajaja ¡querido Luis ! ¡Los toros no sufren! ¿De verdad eres de esos hippies que creen que las bestias sufren?

LUIS.- Claro primo, se me olvidaba que eras un creacionista, y que si Eva no hubiera mordido la manzana nosotros tampoco sufriríamos.

ANDRÉS.- (Tenso). Mira Luis, no quiero empezar discutiendo...

LUIS.- (le corta) ¿quién discute primo? Solo digo que...

MUJER.- ¡Basta! No lo permitiré. Espero decirlo sólo una vez en toda la cena: en la mesa ¡no! se habla de ciertos temas.

ANDRÉS.- Vale mamá, perdona.

LUIS.- (socarrón). En fin, palabra del señor...

HOMBRE.- (muy nervioso). ¡Luis guapo! Come anda, y déjalo estar.

MARiA.- Estás muy raro papá... Estás sudando mucho.

MUJER.-  Es por la caldereta ¿verdad querido?

HOMBRE.- (Abanicándose). Sí, sí. Está ardiendo.

MUJER.- Comeros primero los entrantes.

LUIS.- Yo voy a llamar a mi hermano. (Coge el teléfono y se levanta de la mesa).

HOBRE.-  (Se levanta de golpe y se avalanza sobre Luis). ¡No!

(Todos se asustan)

LUIS.- Pero ¿que haces haces tio? ( tiene el teléfono por encima de su tío y ya está llamando).

(La Mujer se autocontrola mientras el resto se rien de la cómica situación. Se oye un teléfono, el de el hermano de Luis, todo el mundo se para para escuchar el teléfono).

LUIS.- (estupefacto al escuchar el teléfono de su hermano) ¡Mi hermano! (mira al Hombre) ¿Por qué está aquí su teléfono? ¿Por eso no querías que le llamara?

HOMBRE.- No hombre (temblando), se lo debió de dejar ayer aquí ( el teléfono sigue sonando, Luis se da cuenta de que está en el bolsillo que su tío).

LUIS.- Y ¿qué? ¿Se lo dejó en tu bolsillo?

(La Mujer comienza a no poder contener la ira)

MUJER.- Chicos por favor, sentaos, esto no procede en la mesa.

(El Marido, que está comiendo en silencio, se encuentra un dedo en la caldereta).

MARIDO.- ¡Hostias! (con arcadas) ¡Un dedo! ¡Joder, un dedo!

MARÍA.- Pero cariño ¿que dices? (ve el dedo) ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Dios mío!

LUIS.- ¿Qué coño significa todo esto? (muy nervioso).

MARIDO.- (Dándose cuenta de todo) ¡Oh joder! ¡Oh no! y ¿el tío Juan?

(Miradas de terror).
MUJER.- (gritando). ¡Como ya he dicho! (bajando la voz). En la mesa, no se habla de ciertos temas. (Levanta su copa sonriendo). Feliz Navidad a todos.

TELÓN         





    


  

                    

No hay comentarios:

Publicar un comentario